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Baladrón

Posted by Emilis González Ordoñez on 6:18

        Hace 3 semanas conocí a uno ahí. Tenía una actitud de "yo soy la última gota de agua del desierto y todos tienen sed". Como acostumbro a brindarle una oportunidad a todo el mundo, lo escuché. Pasados 10min concluí: Este es un baladrón.

 

         Esa palabra la aprendí de mi papá; un campesino cultísimo que nunca fue a la escuela. Es una de esas palabras muy corianas y muy en desuso. La busqué en el diccionario de la real academia de la lengua española y ahí estaba, para mi orgullo filial, el concepto. Sucede que un baladrón es un fanfarrón, hablador que, siendo cobarde, blasona de valiente.

 

         Al baladrón se le reconoce porque tiene pinta de que se la sabe todas, pero no sabe nada. Siempre fue el primero de algo (su clase, su familia, un hecho histórico, una justa deportiva, entre otros), aunque nadie lo puede comprobar. Es un ser que, según él o ella, (para ser sinceros hay baladronas también) son la tapa del garrafón, lo último, lo máximo.

        

Para mi desconsuelo esos bichos abundan. Si escucha a alguien que tienen la necesidad de cantar su currículo y sus logros académicos o laborales sin que nadie se los esté preguntando, ese, ese es un baladrón. El que sabe, sabe y no necesita hacerse propaganda.

 

         Si encuentra a un ser que manda más que un dínamo aunque no es jefe de nadie, ni familiar inmediato, ni líder, ni naaaaa, ese es un pobre baladrón que además se siente insignificante y lo oculta mandando a los demás.

 

         Al baladrón se le reconoce hasta por como camina, parece pavo real recién estrenando plumas, siempre habla de méritos y virtudes, de amistades y demás. Nada verificable, por supuesto. Al baladrón hay que ignorarlo, eso es lo peor que se le puede hacer. Y si no puede hacerlo, al menos dígaselo: ¡no chico(a) tu lo que eres es un baladrón! Y así, a parte de ponerlo(a) en su lugar, rescatamos nuestro coriano más puro.

        


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Como carro de hombre

Posted by Emilis González Ordoñez on 5:52

Mi hermana menor es médica, y como buena parte de las mujeres de este país además es ama de casa, madre y esposa. Días atrás tenía el carro dañado así que la llevé a su trabajo. Íbamos mi pareja, ella y yo. Por enésima vez mi compañero de vida se quejó del lamentable estado en el que mantengo mi automóvil: Este carro es un desorden. ¡Parece carro de hombre!

             Inmediatamente ella soltó: ¿Cómo? ¿Carro de Hombre? ¿Tú estás loco? ¿Tú sabes la diferencia entre un carro de hombre y uno de mujer? ¿Las florecitas y calcomanías de muñequitos pegados en el vidrio? ¡Noooo! ¿El forro del volante en flores o muñequitos? ¡Nooo! ¿Por los autoperiquitos y los rines de alto o bajo perfil? !Nooooo! Lo reconoces porque el carro de mujer casi siempre está sucio.

              ¿Tu crees que una, que tiene que llevar los muchachos a la escuela, ir al trabajo, buscar los muchachos a la escuela, ir a hacer almuerzo, ir al banco a retirar dinero, pagar la televisión por cable, luz, agua, teléfono, hacer mercado, llegar a la casa y hacer cena, vigilar las tareas, llevar los chamos a alguna fiesta y demás, puede darse el lujo de dejar el carro medio día en un autolavado? ¿Ah? ¿Ah? Noooo. Porque si lo hace, si deja el carro medio día y se lanza a la calle a pie deja de hacer la mitad de esas cosas y será tildada de mala madre y descuidada.

             El carro de hombre no. Ellos lo lavan por lo menos una vez a la semana, le echan pulitura, cera, sueñan con comprarse un hidrojet. El carro de un hombre siempre estará pulcro, no tendrá restos de nada que pueda hacer sospechar que tiene alguna responsabilidad o compromiso.

             La mujer en cambio siempre tendrá uno o dos juguetes, que guarda pa cuando los muchachos se agarren a piña (siempre pelean por cualquier razón) y calmarlos. Tendrá bolsas de galletas y papas fritas vacías y llenas. Sus hijos siempre comen en el carro y se pelearán por una galleta (aunque cada uno tenga de la misma marca, sabor y dimensión) siempre querrán la del otro y pelearán dejando el asiento lleno de brozas. En el carro del papá no comen y si lo hacen tienen la delicadeza de ponerse la bolsa de bozal. Pero en el de la mamá dejarán hasta una mano pintada de chocolate en el techo de gamuza. Porque el carro de una es el carro familiar, el carro del pueblo, pero el carro de él noooo, ese es su juguete personal.

         Una mujer tendrá pañales de más por si sucede alguna emergencia. Y ropa pa los chamos por si se ensucian y necesita tenerlos decentes. Tendrá además unos zapatos cómodos. Porque debe salir impecable y entaconada a la calle, pero a medio día debe pensar en comodidad y confort sin perder el glamour porque nuevamente puede ser tildada de descuidada. El carro de una mujer debe tener manchas de maquillaje porque generalmente ahí termina su ritual de belleza. Debe tener en el parabrisas trasero la invitación a un evento que fue en diciembre y está en marzo o abril. Casi siempre está sucio. ¡Por eso se diferencia un carro de hombre de uno de mujer me oíste! ¿Y pueden creer que  el hombre no ha vuelto a decir na de mi carro?


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