Pero con dignidad…
Unos días atrás estaba reunida con un grupo de amigas, de diversos estratos sociales, edades disímiles (que van desde los 18 a los casi 70), con profesiones distintas, pero unidas por la amistad y la idea utópica de un feminismo a ultranza y por las ganas de tomarnos algo y conversar.
A una del grupo la habían engañado y se quejaba: ¡Ahora si soy la propia vaca! Estoy gordísima, me he dedicado a comer puro monte a ver si rebajo y vino este desgraciao y me montó los cachos. Me completó.
Todas la reconfortábamos con los mismos lugares comunes: Chama no vale la pena. Tranquila, ese es un perro, pero él se lo pierde y se dará cuenta. Pero si con una piedra en los dientes debería darse el muy estúpido. Mándalo a lavarse ese paltó. Tú vales demasiado. No te preocupes que nunca se conseguirá a alguien como tú, se arrepentirá… y todo eso que uno dice y que es absolutamente inútil cuando el otro ser tiene el corazón hecho pedazos.
Y así hubiésemos seguido si mi amiga Ella Petit, llena de razón, experiencia y vida no hubiese dicho: Déjese la quejadera. ¡Los cachos se llevan con dignidad!
Todas nos alborotamos. Ofendidas. Palidecimos de la rabia, pero ella nos atajó: ya va. Antes de que se alboroten. Te pregunto, mija: ¿Lo vas a dejar? ¿Lo mandarás pal carajo? ¿No? Entonces no se queje. Porque yo no me voy a calar que cada 3 o 4 meses te vengas a quejar por lo mismo, porque ese tipo no va a cambiar, pero nunquitaaa. Y todo eso es mentira: si se va a conseguir a alguien que lo quiera tanto o más que tú. Te olvidará rapidito. Nunca se dará cuenta que eras lo mejor que le pasó en la vida. De modo que si lo va a dejar, déjelo y dedíquese a hablarle mal, porque ni la quiere ni la respeta; pero si no lo va a dejar, si piensa seguir calándose sus cachos entonces se calla y se hace la loca porque los cachos se llevan con dignidad. Y pa llevarlos dignamente sólo hay esa vía. Por eso es que estoy sola. Decida y después hablamos.
Todas, absolutamente TODAS quedamos en silencio. No lo dejó. Él le siguió montando cachos con todas las mujeres del mundo, pero ahora aparentan ser la pareja más feliz sobre la tierra. ¿Quién lo diría no?