Como camión de cochinos
La semana pasada me encontraba compartiendo con unos amigos cuando se acercó un señor y muy seriamente me preguntó: ¿Usted es Emilis González Ordoñez? Y yo, Sí. ¿La que escribe en el Nuevo Día? Y nuevamente, Sí. Pensé: ¡la gente me conoce! Ya cuando iba a esponjarme cual pavo real, el señor agregó: vengo a decirle que no me gustan sus artículos porque Ud. es puro quejarse. Que los hombres, que las mujeres, que las direcciones, que la dieta, que el celular, puro quejarse. Y ni una sola solución. Dio la vuelta y se fue, no le importó mi opinión.
La cosa es que me puse a pensar. ¿Será cierto lo que dice el Sr.? ¿Si me quejo de algo debo inmediatamente darle la solución? Caramba, pero si hay cosas que no sé cómo solucionar porque no soy médico, ingeniero, banquero, alcalde, gobernador ni nada parecido. ¿Qué podré hacer? Entonces pensé, pondré mis quejas a un lado y al otro lado las soluciones más brillantes que se me puedan ocurrir.
Las calles de la ciudad no sirven. Solución: dotar a cada familia de un burro y una canoa. El buen animalito para cuando esté seco y soleado y la canoa para cuando esté el clima lluvioso. Resuelvo·3 problemas: ingeniería ya no debe preocuparse por asfaltar las calles. La población hará deporte y no habrá sobrepeso, porque remar una canoa no es nada fácil. Y solucionamos el exceso de burros en la Coro-Punto Fijo.
El servicio eléctrico es pésimo. Sencillo, se hará una dotación de velas, fósforos, lámparas de querosene y abanicos. La solución es superecológica ya no estaríamos contaminando el ambiente, el mundo no se acabará por nuestra culpa, y regresamos a la época en la que nos sentábamos en el porche a conversar en familia. Claro existe el peligro de que nos atraquen, pero para eso también debo aportar solución, según el señor aquel. Fácil. Si no hay luz no necesito teléfono, ni computadora, ni aire acondicionado, ni ningún tipo de electrodoméstico entonces el señor malhechor no tendrá qué robar.
Pero lo pensé mejor y la verdad es que me gusta quejarme. Y definitivamente Ud. sabe cómo es la cosa señor, que en la constitución se contempla el derecho a queja. Y no habla nada de dar soluciones. Así que me seguiré quejando más que un camión de cochinos. He dicho.
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