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Como gallo sin cresta

Posted by Emilis González Ordoñez on 0:19

El mes pasado, durante la celebración del grado de mi sobrina Elys, escuché, de parte de Hector Polanco (hijo), el siguiente monologo. El dirá que fue una conversa, pero en verdad no me dió ni oportunidad de respirar.

¿Tú sabes lo que me da rabia de las mujeres? (inserte mi mirada entre divertida e intrigada) bueno, son muchas cosas, porque guao, ustedes son una vaina. Uno cree que las entiende, pero no. Claro, tampoco es que se pueda.

(yo) ¿Ajá, pero a qué te refieres?

Lo que nos diferencia chica, lo que me da rabia, ponte tu, para comprar. Para comprar ustedes son un peo. Uno va (y que lo digan todos los hombres presentes) uno va a comprar una camisa y llega al primer negocio, vio una que le gustó, le preguntó a la criatura que atiende: ¿en qué colores la tienes? Ok. Dame una talla tal. Paga y se va. Pero ustedes noooooooo. Ustedes miran la camisa, preguntan tallas, colores, piden que se la muestren, se la prueban. Piden la que estaba al lado, pero en color magenta ¿qué es jeso? O en un color de esos que no existen sino en su imaginación; se la prueban pero en un color parecido a la que querían. Bajan TODO, de todos los estantes y al final no compran NADA. Yo trabajando en una tienda, cobrando por comisión, lo menos que hago sería insultar a alguien así.

Y no vengas a decir que no son así porque así son. Y van a la tienda de al lado y repiten la misma operación con la sangre más fria del mundo. Y se prueban todos los zapatos y todavía te dicen: estos zapatos me combinan con la blusa color magenta de la otra tienda. ¿No te parece? Y uno piensa: qué importa si combinan o no,  no la compraste, ni la vas a comprar porque sé que no tienes Plata y en mi cartera lo único que hay es pal taxi.

No es fácil ir de tiendas con ustedes. No lo es. Pero si uno es el novio y no va, es porque uno no la quiere y qué rinones. Entonces nosotros terminamos de tienda en tienda, con verguenza con los vendedores (porque sabemos que no van a comprar un carajo) y sosteniendo una bolsita (con la camisa que compramos en la primera tienda) por todo el centro comercial por espacio de unas 6 o 7 horas (si tiene suerte) y uno lo hace porque es la novia y bueno, uno tiene sus intereses. Y si compra es peor porque termina uno cargando con el bolsero.

Otro detalle es cuando es tu mamá, te la calas porque es tu mamá y no queda de otra. Pero en cuanto uno puede se sacude ese yugo. ¡Ah no mama! yo voy solo y compro mi ropa y tu sola compras tus cosas, pero cae en el otro yugo, en el de la novia (y después preguntan qué porqué es que uno no quiere casarse) y si te casas y tienes hijas caes en un yugo mayor.

Porque a mi hermano y a mi, mi papá nos lleva a comprar ropa y (como en un régimen militar) espera que a la hora estemos listos y pa'trás. Y si no compraste eso es asunto tuyo. Tas perdió e gafo. Pero a mis hermanaaaaaasssss. Esas se tardan todo el día, entonces hay que comprar almuerzo, y si es fuera de la ciudad pagar hotel. Porque lo que nosotros compramos en una hora a ellas les lleva dos días y seguro, SEGURO, que igual se les olvidó algo o no lo encontraron como querian. Pero completas no se van. Y a ellas si se los perdona. Porque son las niñas de papá, las princesas. Que luego consiguen a un pobre ser y le quieren aplicar la misma: pero es que no me quieresssss. Conchale son dos tienditas más. Y calarse la probadera y la preguntadera: ¿Cómo me queda? ¿No me veo gorda? ¿Este color se ve bien con el color de mi cabello? ¿Me combina con los zapatos aquellos que compré hace tres meses en la tiendita hippie en el boulevard de no sé donde diantres?

¿Cómo responde uno a eso? Tas gorda, pero no pensej en eso. A mi me gustas así. Yo la verdad no sé de qué color es tu cabello y no sé de qué zapatos me estás hablando. Nooooooooo, porque matan a uno. Pero si dice: te ves muy bien amor. Gorda JAMÁS, tu combinas con cualquier cosa porque eres muy bella. Entonces es peor: que si no me quieres y me mientes. Que sé que toy gorda y no combina. Que olas tienes tú. Uno, uno camina entre arenas movedisas con ustedes. Es que con ustedes uno es como un gallo sin cresta.

 

 


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Guglealo

Posted by Emilis González Ordoñez on 13:11

        He querido estar siempre al tanto de la vida moderna, de esta que me rodea y que cambia vertiginosamente y sin avisarme. Y para estar al tanto siempre estoy atenta, muy atenta. Es así como he descubierto nuevas formas de socializar. Antes, en mi época de adolescencia, que tampoco es que sea tan lejana, pero no es esta. Decía que antes, cuando a una no le gustaba un muchacho intentaba rechazarlo sin herirlo, con delicadeza, disimuladamente, sin maltratarlo ni ofenderlo.

 

 

            Una pensaba en la pobre criatura, y terminaba recibiendo llamadas y hasta visitas de un ser por el que no se sentía nada. O bailando dos o tres canciones con alguien al que una no quería tener ni de prójimo. Pero ahora las cosas cambiaron. Las muchachas no están con cuentos. Hablan claro y entendible, sin tanto remilgo o consideraciones. Y lo he descubierto a través mis útimas observaciones.

 

            Así he descubierto escenas bien interesantes. Acá dejo algunas, para que se ilustren, y para que, si lo ameritan, utilicen  más adelante.

 

·         Él, después de una disertación en la que cree que se la ta comiendo: mira, ¿me das tu número?, para mantenernos en contacto. Ella: no, tranquilo. Yo te llamo. Él: pero si no te he dado mi número. Ella: tranquilo, yo lo adivino.

·         Él, luego de una conversación que creyó interesante: chica dame tu número. Y ella: ok, anota. Él: pero a esto le falta un número. Ella: chico, ponle cualquiera, el que más te guste que ese sirve.

·         Él, después de perseguirla toda la noche en la fiesta: flaca, dame tu pin. Ella, sin siquiera mirarlo: pero ¿qué le pasa a este ser? Si es azarao. No chico, yo no le doy mi pin ni mi número al primer borracho que conozco.

·          Él: mira, me das tu número. Ella: claro, anota ahí. Él se fue contento. La amiga de ella: ¿Le diste tu número? Ella: no vale, ese es el número de mi papá. Será divertido si lo llama.

·         Él, después de un asedio terrible: mira, pero dame tu número de teléfono. Ella, mirándolo de arriba abajo y con absoluto desprecio: guglealo chico, a lo mejor aparece.


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