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Los Tres Gliceridos

Posted by Emilis González Ordoñez on 10:05

A Meche, Ruth, Valeria, Titi t la China.

 

         Como todo ser que se respete, hice, al finalizar el 2016, mi lista de deseos y tareas para el 2017.  Escribí muchas cosas que, vamos a estar claros, no voy a cumplir. Pero una con la cual decidí enseriarme, fue con mi salud.

 

         Cuando ya se tiene cuarenta hay que tener más cuidado; aunque me enteré, que ahora los cuarenta dizque son los nuevos veinte, no están mal, pero no se sienten como los veinte se los voy diciendo de una. Y ese dicho seguro que lo inventó uno de cuarenta, porque uno de veinte dificulto.

 

         En fin, que comencé a transitar esta década, Y me dije, a cuidarse. Me hice todooos los exámenes indicados por el médico. Y, como tenía que suceder, en alguien sumamente sedentario que practica la dieta del cochino, salí raspada. Lo que tenía que estar bajo, estaba alto, y viceversa. Señores, alcancé el perfil lipidico y me estrellé con la banda de los tres gliceridos.

 

El médico casi desmaya. Me dijo muchas cosas técnicas que se traducen, en buen coriano, básicamente en: ve gorda, seguí así y te da un infarto, hacé ejercicio, comé menos, menos fritos, comé verduras chica, cambia la dieta o no respondo. O sea que me indicó que me cambie por otra persona. Y comenzó cristo a padecer. Porque ya establecimos que yo soy emapanada lievers y que la dieta no es lo mío.   http://articulosmamarrachos.blogspot.com/2015/05/empanada-lievers.html?m=1

 

         Mi hermana Meche, que es médico y me conoce, y sabe que no soy precisamente una atleta de alto rendimiento, me convenció a hacer una especie de bailoterapia que llaman Zumba. Me dijo: es divertido, no es difícil, te va a gustar y haces algo de ejercicio. Y como ya tú intentaste ser Miss Trapichito seguro llevas el ritmo. http://articulosmamarrachos.blogspot.com/2013/09/de-cuando-fui.miss-trapichito_7.html?m=1

 

 Y bueno, estoy gorda, me duelen las rodillas y un tobillo, el que me expropió el chikunguya, no quiere ni hablarme; casi mato de la impresión al doctor con mis exámenes. Entonces, no me resistí, y fui alegremente al bailoteo.

 

        No me importó que, sin ser una de las mayores, tenía el cuerpo más estropeado del lugar. No me importó no tener ni idea de cuales eran esas canciones de moda que colocaron. Es más, ni sabia que Wilfredo Vargas seguía cantando, ni que Chino y Nacho tengan tantas canciones. No me importó no saber ni un solo paso de baile y estar de perdida pa alante. Yo fui a hacer ejercicio. En el camino se enderezan las cargas, me dije.

 

         Pero ya llevo un tiempo y sigo tropezando a la señora de al lado, empujando a la del frente, pisándome yo misma, girando a la derecha cuando tengo que ir a la izquierda y al revés. Y no hablemos de movimientos gráciles, porque no sé lo que es eso. Parezco morsa en baile de sirenas. 

 

Y es que no termino de comprender cómo es eso de sincronizar manos y piernas. Mucho menos logro seguir el paso, sonreír y apretar la barriga al mismo tiempo. ¡Porque hay que hacer las tres cosas a la vez! Es más a veces hay hasta que cantar. Eso es más difícil que estudiar física quántica. Si aprieto la barriga no me muevo, si me muevo no sonrío, y si sonrío, aprieto la barriga y me muevo o me caigo o no respiro. Imagínense hacer todo y encima cantar. Y es que hacer todo eso junto es como peluo.

 

         A las instructoras mi angustia parece no importarles; siguen exigiendo. Vamos, sentadillas, agáchense, levántese, aprieten y sonrían y lleven el ritmo. Pero dóblese señora. ¿Cómo le explico a esta criatura que siento que la rodilla se me desborona si me doblo ella? Cómo, si ella sonríe y grita si puede, si puede, deleeee.

 

Sigan el ritmo, aprieten la panza, aprieten, yo la aprieto, pero parece que ella tiene vida propia y se niega a ser apretada. Y exigen y exigen. Si se puede, siiiiii. Y bailan  con sabor mientras yo siento que me falta el aire y creo que ya voy a llegar a ese punto, que la literatura médica ha denominado, de sensación de muerte inminente. Y sigue sonando la música y yo nada más pienso, y los triglicéridos tan buenos y sabrosos que se ven en una hamburguesa.

  


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