¿Y eso le desafina el violín?
Semanas atrás hablé de unos pajarracos, hoy hablaré de una subespecie, la IMPERTINENTIS ENVIDIOSUS. Este pajarito molesta menos que su primo el VENENOSUM, pero abunda en cantidades industriales. Para ilustrar el comportamiento del ave recuerdo una anécdota que contaba el poeta Hugo Fernández Oviol. Él salió a tomar con unos amigos y al pasar frente a una casa comentó: Ahí vive el mejor violinista de Coro. Y alguien le respondió: Pero le montan cacho. A lo que el poeta alegó maravillosamente: ¿Y eso le desafina el violín?
Y es que para esta Envidiosus a todo aquello que Ud. diga para alabar a alguien, lo contestará con una frase de descalificación que siempre iniciará con un pero. Si Ud. dice, por ejemplo:
§ Fulana(o) si está bella(o). El ave dirá, pero no se ha graduado. Provoca contestar ¿y eso la(o) hace menos bella(o)?
§ Fulana tan joven y ya profesional exitosa. El ave responde: Pero no tiene novio. Provoca decir: ¿Y ser soltera la hace menos exitosa?
§ Mira que éxito el de fulano. Le replica inmediatamente: Pero es homosexual. Usted piensa: ¿Y sus preferencias sexuales le restan éxito?
§ ¡Fulano y mengana tan exitosos y trabajadores! Escucha de vuelta: Pero no tienen hijos. Ud. respira profundo y dice para sí: ¿Y eso que tiene que ver con lo que digo?
§ Fulana(o), joven, profesional, exitoso y con novio(a). ante eso usted piensa que está blindado, pero no. El ave dice: pero es gorda(o). Como que si los kilos de más le quitan éxito, juventud o relación al personaje.
§ Fulano(a) si es inteligente. Escucha de vuelta: pero sus papas se divorciaron. Provoca contestarle: ¿Eso le resta inteligencia? De ser así media humanidad fuese medio idiota.
§ ¡Que bellos los hijos de fulanita(o)! Contesta el ave: pero son malcriados. Ud. se contiene mientras piensa: ¿Y eso los hace menos bellos? Los niñitos son el demonio y aún así son lindos que es el exacto punto al que me estoy refiriendo.
§ Fulanita cocina muy bien. El ave dice: Pero el marido le monta cacho. Y Ud. piensa ¿Y los cachos le restan sazón?
Todo, absolutamente todo lo que usted diga para halagar a alguien será respondido con una frase feroz que hablará desde el veneno. Estas aves no esperan que nadie les conteste porque piensan que sus argumentos son contundentes. De verdad creen que tienen razón. Por eso desde que le escuché esa anécdota a Hugo, cada vez que me consigo con uno estos pajarracos y lanzan un picotazo feroz, sea cual sea el asunto del que hablamos, le respondo, para su sorpresa y desconcierto: ¿Y eso le desafina el violín?
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