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Pero perfecto, no es.

Posted by Emilis González Ordoñez on 15:47

Como dije  en días pasados, tuve un accidente y aún estoy de reposo. Y hasta hago terapia de rehabilitación. Ello significa ir a clínicas y encontrarme sentada, en pasillos fríos, con otros seres que comparten mis desventuras. Hasta ahí todo triste y doloroso. Pero ustedes me conocen, mi espíritu de antropóloga amateur me lleva a no sentarme a quejarme por mi situación sino a revisar mi entorno. Y a descubrir en él mil cosas.

      La semana pasada, por ejemplo, estaba sentada al lado de dos señores, de esos de los que están en lo que llaman la tercera edad. Como en esos lugares médicos lanzan a uno,  cual ganado, todos en el mismo pasillo, no logré discernir para cuál médico  especialista iban, pero sí comprendí que no era la primera consulta en la que coincidían, y, por tanto, ya eran cordiales y con cierta confianza.

      Ellos conversaban y reían a mandíbula batiente, como si en lugar de estar en un recinto médico, como pacientes, estuviesen en una fiesta con bastante whisky. Conversaban del mundo, de la política, de sicología y hasta de farándula. Expertos en todo. Aunque, debo reconocer, que solo me atraparon cuando comenzaron a hablar de teología. Y es que, en medio de su cháchara, entró al lugar una niña de esas que abundan ahora, en sus plenos veinte, con cuerpos perfectos de nacimiento, de gimnasio y de bisturí. De esas impecables de cuerpo, ropa y maquillaje. Montada en sus 15 centímetros de tacón. De esas que paran el tráfico, las conversas y hasta la respiración de quienes las ven.

    Inmediatamente escuché:

-¡María purísima! ¿pero esa muchacha no sabrá que yo soy un hombre enfermo y me puede dar un infarto? ¿Por qué salen vestidas así? ¿Será que no le alcanzó para más pantalón?

   -¡Ay Dios mío! si a mí ya me está faltando el aire, es que a ella no le hizo daño ni la anestesia. Eso quedó  perfecto. La hicieron con las manos y con amor.

   -Antes diría que necesitaba una así, pero a estas alturas primero está la salud. Pero que perfección de gente Dios mío.

  -Es que Dios es grande, sabio y perfecto.

- ¡Atájeme esa lavativa ahí! Ese carajo es grande y sabio, pero perfecto no es. Perfecto no es

  –¿cómo que nooo? Mire esa maravilla, ese monumento.

–No es. Si fuera perfecto, y nos creó a su imagen y semejanza, todos fueramos bellos y perfectos. Y no, no es así. Él creó al mundo y vio y dijo: ¡ay! estos me quedaron más bonitos que aquellos. ¡Tengo que hacer algo! Tengo que arreglar este pelón que me eché. Porque si los dejo así no van a querer mezclarse. Van a querer reproducirse solo los bonitos con los bonitos. 

_Viéndolo así, tiene razón. No se iban a reproducir los feos. Como en la canción, iban a eliminar los feos.

–Entonces él, que no es perfecto, pero sí sabio, dijo, listo. Ya tengo la solución. Le voy a dar hormonas de más a estos animalitos. Y así se reproducen porque se reproducen. No se van a poner pensar gamelote, que si es gordo(a), que si es flaco(a), que si no es perfecta(o) y aquello y lo otro. Y es que sino hace así, fueran poquitos en el mundo. Y ni usted ni yo estaríamos aquí, y nos estaríamos perdiendo de contemplar tanta belleza.

     –Verdaderamente, no es perfecto, pero es sabio el condenao.

    Y mientras ellos continuaban la conversa teológica profunda, me llamaron a consulta, y no pude terminar de oir a los señores, pero aprendí que Dios es sabio, pero perfecto, no es.






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Pero perfecto, no es.

Posted by Emilis González Ordoñez on 15:41


-------- Mensaje original --------
De: emi2go@gmail.com
Fecha: 19/07/2017 07:38 PM (GMT-04:30)
Para: emi2go2010@blogger.com
Asunto: Pero perfecto, no es.

        Como dije  en días pasados, tuve un accidente y aún estoy de reposo. Y hasta hago terapia de rehabilitación. Ello significa ir a clínicas y encontrarme sentada, en pasillos fríos, con otros seres que comparten mis desventuras. Hasta ahí todo triste y doloroso. Pero ustedes me conocen, mi espíritu de antropóloga amateur me lleva a no sentarme a quejarme por mi situación sino a revisar mi entorno. Y a descubrir en él mil cosas.

      La semana pasada, por ejemplo, estaba sentada al lado de dos señores, de esos de los que están en lo que llaman la tercera edad. Como en esos lugares médicos lanzan a uno,  cual ganado, todos en el mismo pasillo, no logré discernir para cuál médico  especialista iban, pero sí comprendí que no era la primera consulta en la que coincidían, y, por tanto, ya eran cordiales y con cierta confianza.

      Ellos conversaban y reían a mandíbula batiente, como si en lugar de estar en un recinto médico, como pacientes, estuviesen en una fiesta con bastante whisky. Conversaban del mundo, de la política, de sicología y hasta de farándula. Expertos en todo. Aunque, debo reconocer, que solo me atraparon cuando comenzaron a hablar de teología. Y es que, en medio de su cháchara, entró al lugar una niña de esas que abundan ahora, en sus plenos veinte, con cuerpos perfectos de nacimiento, de gimnasio y de bisturí. De esas impecables de cuerpo, ropa y maquillaje. Montada en sus 15 centímetros de tacón. De esas que paran el tráfico, las conversas y hasta la respiración de quienes las ven.

    Inmediatamente escuché:

-¡María purísima! ¿pero esa muchacha no sabrá que yo soy un hombre enfermo y me puede dar un infarto? ¿Por qué salen vestidas así? ¿Será que no le alcanzó para más pantalón?

   -¡Ay Dios mío! si a mí ya me está faltando el aire, es que a ella no le hizo daño ni la anestesia. Eso quedó  perfecto. La hicieron con las manos y con amor.

   -Antes diría que necesitaba una así, pero a estas alturas primero está la salud. Pero qué perfección de gente Dios mío.

  -Es que Dios es grande, sabio y perfecto.

- ¡Atájeme esa lavativa ahí! Ese carajo es grande y sabio, pero perfecto no es. Perfecto no es

  –¿cómo que nooo? Mire esa maravilla, ese monumento.

–No es. Si fuera perfecto, y nos creó a su imagen y semejanza, todos fueramos bellos y perfectos. Y no, no es así. Él creó al mundo y vio y dijo: ¡ay! estos me quedaron más bonitos que aquellos. ¡Tengo que hacer algo! Tengo que arreglar este pelón que me eché. Porque si los dejo así no van a querer mezclarse. Van a querer reproducirse solo los bonitos con los bonitos. 

_Viéndolo así, tiene razón. No se iban a reproducir los feos. Como en la canción, iban a eliminar los feos.

–Entonces él, que no es perfecto, pero sí sabio, dijo, listo. Ya tengo la solución. Le voy a dar hormonas de más a estos animalitos. Y así se reproducen porque se reproducen. No se van a poner pensar gamelote, que si es gordo(a), que si es flaco(a), que si no es perfecta(o) y aquello y lo otro. Y es que sino hace así, fueran poquitos en el mundo. Y ni usted ni yo estaríamos aquí, y nos estaríamos perdiendo de contemplar tanta belleza.

     –Verdaderamente, no es perfecto, pero es sabio el condenao.

    Y mientras ellos continuaban la conversa teológica profunda, me llamaron a consulta, y no pude terminar de oir a los señores, pero aprendí que Dios es sabio, pero perfecto, no es.





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Pero no la voluntad.

Posted by Emilis González Ordoñez on 11:24
En días pasados, viniendo de Caracas en una guillotina de eso que llaman transporte público, me tocó la bala en la ruleta rusa y sufrí un volcamiento. Y, como ya no tengo 15 y los huesos no son lo que eran, producto del accidente, me tocó de premio una fractura de clavícula. Que ameritó operación, recuperación y demás. Una tragedia griega, mezclada con tortura china. Una cosa épica pues.

La cuestión es, que para acelerar el proceso de recuperación, la doctora me indicó caminar unos 20 minutos con el sol de la mañana. Ese que apenas recién sale. Yo, como niña bien portada, inicié las caminatas. Y, como buena antropóloga amateur, inicié mis observaciones.

Lo primero que observé, y me chocó terriblemente, fue a un señor mayor, de esos que van de la tercera ya para la cuarta edad, que se para en la puerta de su casa, recibe el benéfico sol de la mañana y además, y fue lo que me disgustó, aprovecha para mirar detenidamente, descaradamente a las muchachas que a esa hora van a la universidad o al trabajo. Yo lo miré y dije en mi cabeza, viejo verde descarado, vaya a barrer el patio. Baboso ese. Fue tal mi disgusto que al llegar a casa lo comenté con mi compañero de vida. Él, más por solidaridad con el género que por verdadero consuelo para mi angustia y escándalo, se interesó en mi charla. Y me dijo, una pregunta, ¿el señor le dice cosas a las muchachas, las importuna diciendo piropos y así? No, la verdad, no. Pero las mira horrible, es un baboso. Y, él, pero chica, déjalo. No le esta haciendo daño a nadie. Él perdió la juventud, pero no la voluntad. Si no les dice nada, es porque sabe cuál es su lugar y ya. Déjalo que vea chica.

A mí no me gustó esa respuesta. Pero superé el episodio con el viejo verde y seguí mis caminatas y mis observaciones. Y así descubrí, que en una esquina de mi recorrido, hay unos muchachos que venden frutas y verduras. Unos muchachos que deben estar recién entrando a los veinte y todo es un bochinche y una alegría. Ellos sí le dicen cosas a las muchachas. Los he escuchado divertida. Porque son muy ocurrentes. Pasados, pero ocurrentes. A veces le ladran, haciendo literal esa metáfora nuestra de echar los perros. Otras le dicen cosas descaradas. Mira flaca vamos pal sitiiioooo. Grosero pasao. Aja, pero te vas a perder ese beta. Y se ríen todos, ellos descarados y galanes, y ellas, entre divertidas y ofendidas. Supongo que la charla le funciona con alguna o no la utilizarían Yo los escucho, les paso por un lado y me río

Pero hace unos días, cuando les pasaba por un lado, estaban descargando mercancía y bloqueaban la acera, al verme, corrieron todos a mi encuentro para ayudarme a pasar. Y, yo no me engaño, sé que tengo mi edad, que me adentré en los 40 con dignidad, y que soy una señora. Yo sabía que a mi no me iban a ladrar. Y no lo esperaba. Pero jamás, nunca, nada en mi vida me preparó para lo que siguió. Las criaturas todas corrieron a mi encuentro, y me decían. Cuidao doñita, cuidado, que ya está mayor y con su edad es más delicado las fracturas. Cuidado. Pise bien para que no se caiga y se mejore. Me ha podido dar algo de la impresión. Ya sé lo que sintió el César cuando en el senado lo apuñalaron. No les deseo mal, pero ojala se le dañen los plátanos. Por falta de respeto. Decirme doñita a miiiiii. Pero mi venganza máxima será, que aquí los espero y aquí se darán cuenta, que uno pierde la juventud, pero nunca, nunquita, la voluntad.


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Los Tres Gliceridos

Posted by Emilis González Ordoñez on 10:05

A Meche, Ruth, Valeria, Titi t la China.

 

         Como todo ser que se respete, hice, al finalizar el 2016, mi lista de deseos y tareas para el 2017.  Escribí muchas cosas que, vamos a estar claros, no voy a cumplir. Pero una con la cual decidí enseriarme, fue con mi salud.

 

         Cuando ya se tiene cuarenta hay que tener más cuidado; aunque me enteré, que ahora los cuarenta dizque son los nuevos veinte, no están mal, pero no se sienten como los veinte se los voy diciendo de una. Y ese dicho seguro que lo inventó uno de cuarenta, porque uno de veinte dificulto.

 

         En fin, que comencé a transitar esta década, Y me dije, a cuidarse. Me hice todooos los exámenes indicados por el médico. Y, como tenía que suceder, en alguien sumamente sedentario que practica la dieta del cochino, salí raspada. Lo que tenía que estar bajo, estaba alto, y viceversa. Señores, alcancé el perfil lipidico y me estrellé con la banda de los tres gliceridos.

 

El médico casi desmaya. Me dijo muchas cosas técnicas que se traducen, en buen coriano, básicamente en: ve gorda, seguí así y te da un infarto, hacé ejercicio, comé menos, menos fritos, comé verduras chica, cambia la dieta o no respondo. O sea que me indicó que me cambie por otra persona. Y comenzó cristo a padecer. Porque ya establecimos que yo soy emapanada lievers y que la dieta no es lo mío.   http://articulosmamarrachos.blogspot.com/2015/05/empanada-lievers.html?m=1

 

         Mi hermana Meche, que es médico y me conoce, y sabe que no soy precisamente una atleta de alto rendimiento, me convenció a hacer una especie de bailoterapia que llaman Zumba. Me dijo: es divertido, no es difícil, te va a gustar y haces algo de ejercicio. Y como ya tú intentaste ser Miss Trapichito seguro llevas el ritmo. http://articulosmamarrachos.blogspot.com/2013/09/de-cuando-fui.miss-trapichito_7.html?m=1

 

 Y bueno, estoy gorda, me duelen las rodillas y un tobillo, el que me expropió el chikunguya, no quiere ni hablarme; casi mato de la impresión al doctor con mis exámenes. Entonces, no me resistí, y fui alegremente al bailoteo.

 

        No me importó que, sin ser una de las mayores, tenía el cuerpo más estropeado del lugar. No me importó no tener ni idea de cuales eran esas canciones de moda que colocaron. Es más, ni sabia que Wilfredo Vargas seguía cantando, ni que Chino y Nacho tengan tantas canciones. No me importó no saber ni un solo paso de baile y estar de perdida pa alante. Yo fui a hacer ejercicio. En el camino se enderezan las cargas, me dije.

 

         Pero ya llevo un tiempo y sigo tropezando a la señora de al lado, empujando a la del frente, pisándome yo misma, girando a la derecha cuando tengo que ir a la izquierda y al revés. Y no hablemos de movimientos gráciles, porque no sé lo que es eso. Parezco morsa en baile de sirenas. 

 

Y es que no termino de comprender cómo es eso de sincronizar manos y piernas. Mucho menos logro seguir el paso, sonreír y apretar la barriga al mismo tiempo. ¡Porque hay que hacer las tres cosas a la vez! Es más a veces hay hasta que cantar. Eso es más difícil que estudiar física quántica. Si aprieto la barriga no me muevo, si me muevo no sonrío, y si sonrío, aprieto la barriga y me muevo o me caigo o no respiro. Imagínense hacer todo y encima cantar. Y es que hacer todo eso junto es como peluo.

 

         A las instructoras mi angustia parece no importarles; siguen exigiendo. Vamos, sentadillas, agáchense, levántese, aprieten y sonrían y lleven el ritmo. Pero dóblese señora. ¿Cómo le explico a esta criatura que siento que la rodilla se me desborona si me doblo ella? Cómo, si ella sonríe y grita si puede, si puede, deleeee.

 

Sigan el ritmo, aprieten la panza, aprieten, yo la aprieto, pero parece que ella tiene vida propia y se niega a ser apretada. Y exigen y exigen. Si se puede, siiiiii. Y bailan  con sabor mientras yo siento que me falta el aire y creo que ya voy a llegar a ese punto, que la literatura médica ha denominado, de sensación de muerte inminente. Y sigue sonando la música y yo nada más pienso, y los triglicéridos tan buenos y sabrosos que se ven en una hamburguesa.

  


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Empanada Lievers

Posted by Emilis González Ordoñez on 14:47

                                                                             A Lisbeth, María Victoria, Mahly y Meche

En los últimos días, he comprendido amargamente que mis amigas han
cambiado. Ya no son las mismas. Y eso me ha impactado. Les coloco un
ejemplo, antes nos reuníamos y comíamos de todo y nos quejábamos de lo
gordas que estábamos pese a las dietas y los ejercicios.



            Y es que éramos sedentarias, pero ahora todas son runner. La
primera vez que me dijeron eso quedé como gallina comiendo chicle.
¿Qué es seso Dios de la vida y de la muerte? ¡Ilústrame y no me
abandones! Sucede que ahora las mujeres corren. Yo no corro ni que me
venga persiguiendo un malandro. Pero no podía quedarme atrás, son mis
amigas, intenté correr, pero a la media cuadra,  sintiendo que me
faltaba el aire y me iba a dar un infarto, el tobillo que le entregué
a la chikunguya me recordó que yo no corro ej na. Es más que a veces
hasta cojeo. Raspada, no soy runner.



          No conforme con eso, luego las mujeres se me volvieron fitnes, light y
medio vegan. Estuve a punto de retirarles el habla. Cómo se les ocurre
meterse a lavativas que ni sé pronunciar, mucho menos saber qué
significan. Sucede que sedentarismo cero. Que ahora comen muy sano.
Que calorías y frituras y harinas nada. Nunca, nunca

.

         Lo confieso, intenté ser fittnes. Fui al gimnasio, hice bailoterapia
y, aparte de descubrir que no tengo capacidad pal baile ni constancia
ni nada, no logré mucho. Tonces   también raspada en la vida fit.



     La idea de ser vegans la abandoné inmediatamente. Es más, ni la
contemplé realmente, porque pensé, sé que estoy gorda, los cachos me
los regaló mi exmarido hace tiempo, así que lo único que me falta pa
ser vaca, es comer monte. No, gracias, en esto, paso.



         Y entonces me dije, ok, lo ligth será lo mío.  Y es lo más horrible
que me han podido hacer, pues no hay que comer prefabricado, no. Si,
ellas crecieron conmigo y éramos hijas del consumismo y la comida
chatarra. Ahora las descaradas no comen hamburguesas y eso que nos la
pasábamos metidas en la calle del hambre. Y sacan unas recetas disque
de arepa de avena y linaza con atún guisado y monte por camionadas.
Que ahora las panquecas son de avena, endulzadas con cosas de embuste
que no son azúcar. Que mejor es sucralosa (y eso está tan caro que
parece, como diría mi hermano Víctor, sacrosanta) o estevia o, lo que
está más nice, xilitol

     

    Yo trabajo,  atiendo casa, hijo  y marido y no tengo tiempo para
convertirme en una señora del renacimiento que cultiva los montes en
su casa,  y alimenta  sus gallinas en el patio porque hay que cuidarse
de los productos que no sean orgánicos y no sé qué historias.



         Yo, que me llevo una galleta empacada y con eso meriendo y listo,
decidí intentarlo, porque mis amigas me dijeron que la clave está en
la organización. Los domingos cocinas una torta y meriendas toda la
semana. Bates harina de avena con clara de huevo y mantequilla de maní
(hecha por ti misma para que sea más sana) y lo endulzas con un cambur
o una zanahoria. O ambos.



    No dije nada, pero me quedé pensando, o sea que tengo que hacer mi
mantequilla de maní que es una lavativa que ni siquiera me gusta. Y
tengo que endulzar la torta con un cambur porque el azúcar es mala.
Malo debe saber la torta esa. Y aunque pensaba eso, la hice, pero cada
vez que abría la nevera para tomar agua o sacar algo pa cocinar me
comía un pedazo y ya el mismo domingo la torta había pasado a la
historia.



   Es que tienes que ser fuerte. Tienes  que tener fuerza de voluntad.
JA, si yo creo que mi fuerza de voluntad la secuestraron y se les
murió en el traslado, y la enterraron en la sierra y ni rescate
cobraron. Y aquí entre nos, yo creo que la mandé a secuestrar yo misma,
porque no me ha interesado buscarla más nunquita. .


    Además todos los productos ligth son carísimos, y las versiones
caseras implican, la más sencilla, hora y media de cocina.  Hora y
media de mi vida que puedo invertir en otra cosa más productiva. Y los
productos engordantes y cancerígenos y repletos de químicos son,
aunque los compre en el mercado negro pa no calarme la cola, muchísimo
más baratos. Y del sabor, mejor no hablemos.



       Así que luego de mucho pensarlo, mi reflexión final fue que yo no
estoy así porque quiero. Si me preguntan qué quiero, diré que quiero
estar flaca. Perooooo, pero no me da la gana de comer arepa de avena y

linaza (y sepa señor lector que no es harina de maíz mezclada con
avena y linaza, noooooo. Es avena y linaza nada más).  Amén de no
querer gastar un dineral por azúcar de embuste cuando por mucho menos
de eso me compro diez kilos de la refinada y endulzo todo.

     

 Y como ellas, las que eran mis amigas, se consiguieron un nombre
en inglés para definir su estilo de vida, yo también me he ideado uno.
Soy empanada lievers. Y sepan mujeres que, como diría mi madre, rompí
palitos con la vida sana. Y esto es un manifiesto de vida y una
invitación para aquellas que quieran seguirme. Están a tiempo,
recapaciten.



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RENUNCIE SEÑOR PRESIDENTE

Posted by Emilis González Ordoñez on 14:30


 Renuncie, sí, renuncie. Se lo pido. Usted ha demostrado ser incompetente para la labor que debe cumplir. Y yo, responsablemente se lo pido, es más se lo exijo. Ya no puedo, no quiero, no me calo más esta situación. Me niego.

 

 Porque yo he esperado pacientemente. He tenido aguante, esperado mi turno. Las promesas que el año próximo si. Que este sí es el año. Manteniendo la esperanza de que se me cumpla porque he sido paciente, consecuente y leal. Pero ya nooooooo, no lo soporto ni un segundo más.

 

 Le digo a usted, y sé que todos mis compañeros de equipo están de acuerdo. Se lo pido encarecidamente, señor presidente FRANCISCO AROCHA HERNÁNDEZ, renuncie a la presidencia, renuncie a la presidencia de los gloriosos y portentosos Tiburones de la Guaira.

 

 Usted no lo ha hecho bien, el equipo no avanza, vamos más bien en retroceso. Cómo es posible que en la temporada en la que cumplimos 50 años perdiéramos 8 juegos en fila. ¿Qué hizo usted para evitar eso? NADA, porque en esta temporada perdimos 11 en fila. ONCEEE. No son poca cosa. Hoy por masoquista vi la tabla y estamos a 14 juegos y medio de la punta, CATORCE. Yo he terminado por pensar que usted es de otro equipo y lo que quiere es que nosotros no ganemos más nunquita un campeonato. Porque le doy vueltas al asunto y no le encuentro sentido.

 

 ¿O será que usted no sabe absolutamente nada de beisbol y piensa que esto es como quien arma un equipo pa jugar pelotica e media en el patio de la escuela? O como quien llega a un abasto y compra lo que necesita pal diario vivir.  Es más, ¿Quién lo eligió presidente de mi equipo? ¿y cómo hacemos pa quitarlo? Si hay que comprar el equipo desde mañana mismo comienzo una colecta entre la fanaticada de los escualos. Que le aseguro estamos todos molestos con usted y su gerencia, y estamos dispuestos a aportar algo para salir del foso. Estamos cansados de voltear la tabla de posiciones para vernos en el primer lugar. De aguantar que cualquier mamarracho, que no sabe na de beisbol, venga y nos eche lavativa. De ver que ganamos un jueguito porque los demás no pueden ganar siempre; por cosa de estadisticas. De ganar de casualidad puej. No nos la calamos más. Renuncie usted señor presidente AROCHA HERNÁNDEZ o lo echamos nosotros, los fieles fanáticos de La Guaira. Ah bueno, ya ta avisao


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PALOTERAPIA

Posted by Emilis González Ordoñez on 16:42

    Yo soy profesora universitaria. Una que da clases en una escuela de educación. Es decir, que disque formo (o al menos lo intento)  profesores. Gente que a su vez dará clases y formará gente. Una responsabilidad del tamaño de la catedral. Y bueno, soy tan divertida que mis amigas son también profesoras. Con ellas me reúno, trabajo, me divierto. Son parte esencial de mi diario vivir.

 

            En una de esas reuniones en las que nos dedicamos a comer y a hablar pistoladas, caímos en el tema del trabajo. Del deber, de la forma, de la docencia. Y terminamos hablando, aún lo recuerdo y me estremezco al pensar que somos muy aburridas, de pedagogía. Y de teorías de aprendizaje. Sí, lo reconozco, somos un verdadero atajo de pánfilas.

          

     La cosa es que comenzó una acalorada discusión. Que si los conductistas, Pavlov, Thorndike y Skinner. Que los cognitivistas. Bruner y Ausubel y el constructivismo. Que las teorías del desarrollo evolutivo. Que la teoría social de Bandura. Que teoría del conectivismo. Se formó el verdadero atajaperro. Que si estoy de acuerdo con este teórico, que lo que hay que enseñar es esto. Que la forma en la que se puede educar ciudadanos ejemplares es a través de la teoría de fulano. Que tomaría la mitad de este y la cuarta parte de aquel. Que yo sé más, que estudié a fulano en no sé dónde.

 

            Cuando estábamos en lo más álgido de la discusión una alzó la voz y dijo: todas tienen razón. Yo todo eso lo doy en mi salón de clases y motivo la discusión y el debate organizado. Propicio intervenciones enriquecedoras, preparo talleres, y demás. Pero en mi casa, con mis hijos y mi esposo aplico la PALOTERAPIA. Yo digo el camino por donde ir y lo que hay que hacer y acto seguido saco el látigo y todos a caminar derechitos puejjj. Al ver nuestras caras de asombro e incredulidad agregó. Eso es así. Y llevo una vida familiar ejemplar y feliz. Y como diría Betancourt al que no le guste mi gobierno que se exilie.

         

       En ese instante estuve a punto de decirle que escribiéramos un libro juntas para explicar bien esa teoría de aprendizaje llamada la paloterapia, pero luego pensé que quizá nuestras intenciones fueran tergiversadas y luego con la LOPNA el CNDNA pueden llevarnos a la cárcel y se me pasaron las ganas. 


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