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Velorio shower.

Posted by Emilis González Ordoñez on 4:44

Una de mis amigas a sus 35 años, y en descomunal descuido casi del tamaño de la catedral, salió embarazada nuevamente. 12 años tenía de haber dado a luz al que creía su último hijo. La noticia le cayó como un balde de agua. Me dijo que se sentía avergonzada y miserable. La compadecí porque eso de comenzar nuevamente un camino que se pensaba culminado no debe ser fácil; aún así no terminaba de comprender el porqué, una vez pasado el shock inicial, no se recuperaba y seguía adelante. Total que llorando no dejaría de estar embarazadísima.

A pesar de mi pragmático pensamiento, creí oportuno acompañarla para: levantarle el ánimo, recordarle que todo en la vida se supera y decirle que un hijo siempre es una bendición. Pero mi solidaridad se vio abrumada cuando, a la inmensa tristeza de mi amiga, se unió la de la gente que se le acercaba. No trataban de darle ánimo ni siquiera la consolaban sino que le daban el pésame. "Acompañándote chama", "tú puedes", "fuerza", "todo pasa", "resignación". Yo me decía: ¡Perrrrooo, estaba equivocada y no va a nacer un niño sino que se va a morir alguien! Aquello era un velorio shower.

El colmo de todo fue cuando alguien se acercó sólo para decirle: Tranquila que con la edad y la experiencia que tienes serás muy bien la abuela del bebe. Nunca en mi vida había tenido tantas ganas de espescuezar a una impertinentis venenosum. ¿Cómo que la abuela? ¿Abuela con 35 años? ¡Madona parió cuando tenía 46! Claro, como mi pobre amiga no es Madona, es una muchacha buena, dulce y triste, se tragó el insulto y se sintió más vieja, más triste y más sola.

Yo no la comprendí, así como no comprendo que mis amigas de veinte y tantos dejen que las impertinentis les digan: ¿Y cuándo te casas? A ese ritmo no serás madre sino abuela. Si ella y su esposo pueden tener el bebe cómodamente, si están contentos, pues aunque no sea planificado todo hijo debe ser querido, por qué permitió aquello. Y además quién o qué le da derecho a un particular, que no la ayudará ni a cambiar un pañal, de venir a decirle abuela ni a ella ni a ninguna mujer mayor de 25.

Yo reflexioné mucho sobre qué haría si estuviese en sus zapatos y decidí escribir este artículo para decirle a todos mis amigos, vecinos, compañeros de trabajo y conocidos que (aunque no estoy planificando familia): Exijo mi derecho a hacer con mi vida y mi cuerpo lo que quiera y de parir, si se me antoja, a los 36, los 40 o los 50 y que nadie venga a decirme vieja porque me lo como vivo. He dicho.


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